ENSENYAR ÈTICA

EDUCACIÓ

 

 

COM ENSENYAR ÈTICA?

DE QUINA MORAL PARTIR?

La primera unitat didàctica que presentem en aquesta programació és una mena d'introducció general a l'ètica, de fet aquest podria ser també el darrer tema, és una mera qüestió procedimental l'ordre, però nosaltres optem per una presentació als conceptes ètics. 


Si bé no podem partir d'aquestos conceptes de manera crua i descarnada, doncs aleshores desperdiciariem l'avantatge fonamental de la nostra matèria d'estudi, és millor partir dels preconceptes que l'alumnat porta en forma de moral constituida i ignorada.I aquesta moral la podem trobar a molts aspectes de la seua vida i de la societat de tots, a la religió, a la publicitat, al sentit comú, a les creences populars i, sobretot, als mitjans audiovisuals que estan tan presents a la vida actual: la televisió, el cinema, al publicitat, etc.

1. PRECONCEPTES AUDIOVISUALS


Nosaltres hem optat en aquest projecte per aquestos mitjans audiovisuals perque pensem que tenen una gran influència a la vida dels adolescents, i per tant, iniciant la nostra investigació ètica per ahí tenim guanyada la seua atenció i, al mateix temps, tenim una gran quantitat de preconceptes dels quals partir:

El hecho de introducir en el aula materiales audiovisuales procedentes de fuera del aula puede tener un doble efecto benefactor: incrementar la motivación en el aula y prolongar el aprendizaje fuera de ella. La integración de este material en los procesos de enseñanza-aprendizaje servirá para incrementar la motivación en el aula. Pero esta integración va a ir acompañada de la necesaria dosis de reflexión y de análisis, lo que facilitará que, cuando los alumnos se enfrenten, fuera del aula, a mensajes similares, añadan reflexión a la emoción. El gran reto es, pues, evitar que se perpetúe la dicotomía según la cual la televisión es un espacio para emocionarse y el aula es un lugar para pensar. El gran reto es ayudar a convertir la emoción en reflexión, es enseñar a pensar a partir de la emoción.(...)p. 174


No se trata de sustituir la emoción por la reflexión, ni viceversa, sino de hacer que la emoción genere reflexión. No se trata de sustituir la concreción por la abstracción, ni al contrario, sino de conseguir que el pensamiento concreto desemboque en el abstracto. No se trata de convertir el aula en un ambiente alternativo a la televisión, sino de incorporar adecuadamente la televisión al aula para optimizar los efectos de la una y de la otra. No se trata de sustituir la imagen por la palabra sino de extraer de cada forma de expresión sus mejores prestaciones. No se trata de sustituir el placer por el esfuerzo, sino de conseguir que, gracias a la expectativa del placer, se asuma la necesidad del esfuerzo."
Ferrés Joan. Educar en una cultura del espectáculo. Paidós. p.167


Justament Joan Ferrés parla de dos conceptes força interessants per a l'educació, el de Mc Guffin i el de zapping, a continuació els presentem: 

Para Hitchcock cada uno de estos Mac Guffin (excusa narrativa, puesta en escena, rodeo) no tenía otro interés que el de ofrecerle la oportunidad de una brillante puesta en escena en la que pudiera desplegar una sugerente galería de personajes o dramatizar acciones y situaciones de una gran riqueza y complejidad. En una primera instancia el espectador puede quedar atrapado por el Mac Guffin, pero lo que al cineasta le interesa es el juego temático y expresivo que le permite desarrollar. Podría decirse que también la publicidad recurre a menudo a la estrategia del Mac Guffin. Cuando un anuncio de Pepsi Cola se estructura en torno al concepto de la locura, esta no es mas que un recurso temático y narrativo para conseguir que los destinatarios se interesen por el producto. Cuando un espot publicitario intenta atrapar al receptor mediante una fascinante puesta en escena, ésta no es más que una argucia formal para provocar en el receptor la fascinaión por el producto. Se trata, en ambos casos, de estrategias de seducción indirecta. Seducción por transferencia.


En este sentido es como el Mac Guffin puede convertirse en metáfora de las estrategias didácticas.. Cuando el educador sabe que unos contenidos resultan ya de entrada apasionantes para sus destinatarios, no precisará recurrir a este tipo de estrategia. Pero cuando prevé que unos contenidos curriculares o culturales no van a despertar en los receptores el más mínimo interés, le irá bien recurrir a un Mac Guffin, introducir un pretexto que despierte su interés y que les abra el camino hacia aquellas dimensiones conceptuales, procedimentales y actitudinales que en una primera instancia les resultan menos fascinantes.
Sirven para el caso las palabras del pensador oriental Khalil Gibran: «La mitad de lo que te digo carece de significado, pero lo digo para que la otra mitad pueda llegar a ti » . Una excelente estrategia comunicativa para situaciones difíciles.
Ferrés Joan. Educar en una cultura del espectáculo. Paidós.

I el de zapping educatiu, que no és menys productiu per als nostres propòsits:

En su excelente apología de la lectura, Daniel Pennac (1993, págs. 146-149) reivindica, de alguna manera, el derecho al zapping en la lectura, el derecho a saltarse páginas. Él mismo confiesa que se saltó páginas leyendo Guerra y paz de Tolstoi. «Y todos los niños tendrían que hacer lo mismo», porque es preferible esta especie de mutilación que acabar por perder el placer de la lectura.
En la misma línea, Daniel Pennac reivindica el derecho a no acabar un libro en todos aquellos casos en los que no se produzca la adecuada reacción química entre el libro y el lector (ídem, págs. 150-152).
Habría que reivindicar el mismo derecho para los audiovisuales que se utilizan en la enseñanza: la posibilidad de fragmentarlos, de eliminar algunos pasajes si se considera oportuno, de seleccionar a veces sólo los fragmentos más significativos e interesantes... 

Es algo particularmente recomendable cuando se incorporan a la enseñanza programas de la televisión, que no han sido concebidos con un objetivo didáctico, pero habría que tener la misma libertad interior para hacerlo en la utilización de audiovisuales didácticos y culturales.
Es evidente que si el programa en su conjunto se adecua a las necesidades didácticas y tiene para los alumnos el interés suficiente no será oportuno fragmentarlo o reducirlo. En este caso la decisión resultaría frustrante y, por lo tanto, sería contraproducente. Pero en los demás casos seguramente la eficacia didáctica sería superior si se flexibilizara su uso: escoger fragmentos aislados para un visionado más selectivo, alternar el visionado de diversos fragmentos con el aprendizaje mediante otros recursos, convertir algunos fragmentos del programa audiovisual en simples imágenes de apoyo.
  Ferrés Joan. Educar en una cultura del espectáculo. Paidós.

Amb el cinema passa més o menys el mateix, i també és un bon recurs audiovisual per obrir els temes morals que volem converitr en temes de reflexió ètica:

"De esta forma entran en juego los valores (libertad, igualdad, solidaridad...), no con objeto de que esa interrelación nos lleve a sufrir una condena en la que confluyan razas superiores, cadenas, marginaciones e ideologías primitivas de fascismos estúpidos e incoherentes, sino con la intención de crear un mundo en el que sea posible la convivencia, un mundo en el que por lo menos la comunicación y el entendimiento no sean utopías inalcanzables elaboradas por soñadores anacrónicos, sino realidades al alcance de la mano, por las que merezca la pena luchar. unos valores que, por otra parte, jamás habrán de pasar de moda...

González Martel, Javier. El cine en el universo de la ética.Anaya Alauda

 

2. DE LA MORAL A L'ÈTICA ADOLESCENT

Una vegada conseguim captar l'atenció de l'alumnat i demostrar-los que, quan entren a l'aula o es connecten a internet, ja porten una moral a la moxilla, aleshores la tasca és ajudar-los a elaborar, reflexionar i racionalitzar les seues concepcions morals, és a dir, convertir-les en ètiques.

En aquesta tasca és important reconèixer els estadis de desenvolupament moral que Kolhber assenyala:

Los tres niveles definen ampliamente el alcance del desarrollo moral según lo describe Kohlberg. El primer nivel a menudo caracteriza el razonamiento moral de los niños; pero aún muchos adolescentes y algunos adultos persisten en éste razonamiento. El segundo nivel normalmente surge en la adolescencia y permanece dominante en el pensamiento de la mayoría de los adultos. El tercer nivel es el más raro. Surge, si acaso durante la adolescencia o el comienzo de la adultez y caracteriza el razonamiento de sólo una minoría de los adultos 12.

Podría ayudar aquí empezar a hacer paralelismos entre el desarrollo moral y el desarrollo cognitivo. Las personas que adoptan una perspectiva preconvencional son muy concretas en su enfoque. Esto sugiere que su razonamiento moral se basa en el nivel preoperatorio de las operaciones concretas del desarrollo cognitivo. Las personas que adoptan una perspectiva convencional consideran las cuestiones más abstractas de lo que su sociedad esperaría de ellos. Están empleando el razonamiento moral que se basa por.lo menos en las primeras operaciones formales. Las personas que adoptan la perspectiva postconvencional, piensan en las categorías puramente formales de lo que sería la mejor solución dados estos principios morales. Emplean un razonamiento basado en operaciones formales avanzadas o consolidadas.

Herch, R. Reimer, J. Paolitto, D.El crecimiento moral. De piaget a kohlberg. Narcea. p. 58


Encara que no sols el desenvolupament moral de l'individu és suficient per al creixement moral:

La génesis del criterio moral no obedece, pues, simplemente a presiones, mimetismos o aprendizajes sociales; al contrario, aparece netamente un paralelismo entre la evolución intelectual y el desarrollo moral. Es legítimo hablar, pues, de cognitivismo moral. Como dice Piaget en frase célebre, «la lógica es una moral del pensamiento, como la moral es una lógica de la acción» (¡bid., 335). Ahora bien, se trata de un cognitivismo moderado, ya que «ni las normas lógicas ni las normas morales son innatas»; su génesis y maduración precisan de las relaciones sociales; más concretamente, en el caso de la norma moral, precisan de la experiencia de la cooperación social entre iguales o respeto mutuo, a partir de la cual la mente individual forma «estructuras por medio de una toma de conciencia adecuada>>. 

 

Sin los procesos sociales, el individuo es y permanece egocéntrico y el egocentrismo sólo produce anomía. Pero las relaciones sociales basadas en la autoridad sólo pueden dar lugar a una estructura moral heterónoma; sólo las relaciones cooperativas, que posibilitan la deliberación entre iguales (respeto mutuo), permiten que la conciencia individual desarrolle la moralidad como un bien autónomo y acepte como propias las leyes de la reciprocidad.

Rubio Carracedo, José. Educación moral. Postmodernidad y democracia. Trotta. p.28

I així l'educació moral és un procés més complex de creixement personal i d'ajuda educativa per afavorir el creixement autònom i lliure:

En definitiva, entendemos la educación moral como un proceso de creciente maduración cognitiva, motivacional y práctica que persigue la autoconstrucción de una personalidad moral, crecientemente autónoma y responsable en sus decisiones y en su comportamiento ante las diferentes alternativas axiológicas que se le ofrecen. Y ponemos énfasis en la conducta moral efectiva porque el enfoque cognitivista se ha centrado casi exclusivamente sobre la formación del juicio moral, dando por supuesto un ajuste espontáneo de la teoría y la práctica, que la experiencia cotidiana y la investigación científica han desmentido repetidamente.
Justamente, será preciso insistir en que una educación moral completa exige no solamente la madurez del juicio moral, sino también la formación de hábitos de acción o virtudes morales, que conllevan estrategias educativas específicas para potenciar la capacidad de autorregulación y el refuerzo de la voluntad racional comunicativa frente a los impulsos egoístas instintivos y el peso de los hábitos deficientes adquiridos. En esta línea, la educación moral podrá beneficiarse de estrategias y diseños específicos desarrollados por la teoría del aprendizaje social (conductismo, modificación de conducta, intervención psicológica) para otros fines, como indicaré más adelante.

Rubio Carracedo, José. Educación moral. Postmodernidad y democracia. Trotta. p.67

Tal i com afirmen diversos autors:

Obviamente se es responsable de una conducta cuando se es capaz de elegir autónomamente entre las alternativas morales que se le ofrecen al sujeto. Por ello, hablar de educación moral es desarrollar la capacidad del individuo para pensar y actuar autónomamente desde parámetros de justicia y equidad. Pero la educación moral, entendida sólo como desarrollo de la capacidad del juicio moral, aunque necesaria, no es suficiente para explicar la conducta moral; ésta reclama otras competencias, y no sólo el ejercicio de la autonomía moral en el pensar y en el actuar (Escámez, 1998). Implica, además, la capacidad para ponerse en el lugar del otro, para comprenderlo y asumir su causa. Educar para una conducta moral es preparar al individuo para mirar al rostro del otro, desde la responsabilidad y la compasión. 

La autonomía moral no quiere decir suficiencia, como si el individuo pudiese por sí o de sí mismo constituirse en sujeto moral independientemente del otro y de los demás. La responsabilidad moral se inicia en el otro, en su llamada, en su palabra, en su rostro; es un mandato inapelable. Por lo que la moral es responsabilidad, diaconía o servicio que se da como algo debido (Levinas, 1993). En el acontecimiento del encuentro con el otro, nace la ética como respuesta a la demanda de ayuda y acogida del otro hombre. Su sola presencia es emplazamiento a responder. Por ello, educar moralmente es educar para la responsabilidad, para responder no sólo al otro, sino del otro, hacerse cargo de él.

Minguez, R., Ortega, P. La educación moral del ciudadano de hoy. Paidos. p.24

3. UNA ÈTICA DEL CIVISME.

Però la pregunta vertaderament important i que dona sentit a totes les demés és la de, educació, per  a què? Aquesta és la pregunta cabdal sense la qual les demés perden tota la referència, i es la que, Calvin, el personatge de la nostra vinyeta, i Savater es pregunten:

A este respecto, tan intrínsecamente conservadora resulta ser la educación oficial, que predica el respeto a las autoridades, como la privada y marginal del terrorista, que enseña a sus retoños a poner bombas: en ambos casos se intenta perpetuar un ideal. En una palabra, la educación es ante todo transmisión de algo y sólo se transmite aquello que quien ha de transmitirlo considera digno de ser conservado.
Y sin embargo su pedestal conservador no agota el sentido ni el alcance de la educación. ¿Por qué? En primer lugar, porque los aprendizajes humanos nunca están limitados por lo meramente fáctico (datos, ritos, leyes, destrezas...) sino que siempre se ven desbordados por lo que podríamos llamar el entusiasmo simbólico. A1 transmitir algo aparentemente preciso inoculamos también en los neófitos el temblor impreciso que lo enfatiza y lo amplía: no sólo cómo entendemos que es lo que es, sino también lo que creemos que significa y, aún más allá, lo que quisiéramos que significase. En lo que parece constituir una notable adivinanza metafísica, Hegel dejó dicho que «el hombre no es lo que es y es lo que no es». Se refería a que el deseo y el proyecto constituyen el dinamismo de nuestra identidad, que nunca se limita a la asimilación de una forma cerrada y dada de una vez por todas. Pues bien, podríamos parafrasear el dictamen hegeliano para referirlo a la enseñanza, cuyo contenido nunca es idéntico a lo que quiere conservarse sino que acoge también lo no realizado, lo aún inefectivo, el lamento y la esperanza de lo que parece descartado. La educación puede ser planeada para sosegar a los padres, pero en realidad siempre los cancela y los rebasa. A1 entregar el mundo tal como pensamos que es a la generación futura les hacemos también partícipes de sus posibilidades, anheladas o temidas, que no se han cumplido todavía. Educamos para satisfacer una demanda que responde a un estereotipo—social, personal—pero en ese proceso de formación creamos una insatisfacción que nunca se conforma del todo... constatación estimulante, aunque desde el punto de vista conservador ello constituya un cierto escándalo.
Pero es que, en segundo lugar, la sociedad nunca es un todo fijo, acabado, en equilibrio mortal. En ningún caso deja de incluir tendencias diversas que también forman parte de la tradición que los aprendizajes comunican. Por más oficialista que sea la pretensión pedagógica, siempre resulta cierto lo que apunta Hubert Hannoun en Comprendre l'éducation: «la escuela no transmite exclusivamente la cultura dominante, sino más bien el conjunto de culturas en conflicto en el grupo del que nace». E1 mensaje de la educación siempre abarca, aunque sea como anatema, su reverso.

Savater, F. El valor de educar. Ariel. p.148-9

I és que l'objectiu és evitar totes les discriminacions, superar les desigualtats i permetre viure una llibertat conscient i autònoma que done a la personalitat humana totes les seues potencialitats.

Durante siglos, la enseñanza ha servido para discriminar a unos grupos humanos frente a otros: a los hombres frente a las mujeres, a los pudientes frente a los menesterosos, a los ciudadanos frente a los campesinos, a los clérigos frente a los guerreros, a los burgueses frente a los obreros, a los «civilizados» frente a los «salvajes», a los «listos» frente a los «tontos», a las castas superiores frente y contra las inferiores. Universalizar la educación consiste en acabar con tales manejos discriminadores: aunque las etapas más avanzada de la enseñanza puedan ser selectivas y favorezcan la especialización de cada cual según su peculiar vocación, el aprendizaje básico de los primero años no debe regatearse a nadie ni ha de dar por supuesto de antemano que se ha «nacido» para mucho, para poco o para nada. Esta cuestión del origen es el principal obstáculo que intenta derrocar la educación universal y universalizadora Cada cual es lo que demuestra con su empeño y habilidad que sabe ser, no lo que su cuna—esa cuna biológica, racial, familiar, cultural, nacional, de clase social, etc.—le predestina a ser según la jerarquía de oportunidades establecida por otros.

Savater, F. El valor de educar. Ariel. p.153

Amb una educació amb aquestes característiques podriem constituir un civisme en el que les societats podrien viure de manera democràtica i respectuosa:

Hay otro sentido de la palabra, algo más sutil, que nos parece fundamental: civismo es también la cultura pública de convivencia por la que se rige, o debería regirse, una determinada sociedad. Según este significado el civismo está formado por un conjunto de procederes de interacción humana sin los cuales la convivencia es difícil o imposible. Son normas emparentadas de algún modo con lo que entendemos por etiqueta social o protocolo, pero son distintos de éstos: el civismo es un bien compartido o a compartir por todo el pueblo, ése es su atributo esencial. Pero el civismo -he aquí una afirmación que consideramos crucial para nuestro argumento a lo largo de todas estas observaciones- no es sólo un conjunto de normas o modosde proceder --es decir, no es solamente procedimental- sino que incluye también un contenido moral: expresa unos determinados valores morales y unas creencias acerca de la sociabilidad humana, que iremos explorando poco a poco. Por eso decimos que es una cultura, y no únicamente un conjunto de modales, usanzas y buenas maneras sin contenido.
El doble significado de la palabra civismo encuentra en castellano una feliz coincidencia con el doble significado que posee también una palabra muy afín a ella: ciudadanía. La ciudadanía es, por un lado, el conjunto de mujeres y hombres libres e iguales ante la ley que forman una comunidad política. Y por otro, es también la condición que cada uno de nosotros posee de ser miembro de esa comunidad: es un atributo que nos confiere el derecho al voto, el de presentarnos a elecciones, el de recibir subsidios y pensiones o atención médica (si así está previsto por la ley), el de que nuestros vástagos acudan a la escuela pública, y así sucesívamente. Como el dios Jano de los antiguos, la ciudadanía y el civismo poseen una doble cara.
Ni la una ni el otro, sin embargo, están libres de contradicciones. La interacción humana engendra siempre tensiones de poder o influencia, y ello a su vez produce en quienes entran en ella esfuerzos por persuadir y convencer, órdenes que unos dan a otros y que son, o no, atendidas. Afloran así obediencias y desobediencias. Simultáneamente, la convivencia produce reglas --costumbres- que presiden tales situaciones y que unos respetan y otros violan.

Camps,V. Giner, S. Manual de civismo. Ariel. p.14-5

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