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1. TOLERANCIA FRENTE A RACISMO
2. LA IGUALDAD COMO ANTÍDOTO
3. DE LA INMIGRACIÓN AL MULTICULTURALISMO
1. TOLERANCIA FRENTE A RACISMO
El primer problema que se nos plantea con el
tema del racismo es su definición para poder comprenderlo
mejor, su clarificación para saber de qué hablamos cuando
acusamos a alguien de racista o algún suceso de racista. Porque
muchas veces nos referimos con el término a realidades
distintas, mezclada y confundidas, situación esta que no
contribuye en absoluto a solucionar los problemas:
"- Papá, ¿qué es el racismo?
- Es un comportamiento bastante extendido y común a todas las sociedades. Desafortunadamente se ha convertido en algo trivial en algunos países, pues hay mucha gente que no presta atención a este fenómeno. Consiste en desconfíar de las personas con características físicas y culturales distintas de las nuestras e incluso también en despreciarlas.
- ¿Cuando dices común, significa que es algo normal?
- No. Que un comportamiento sea habitual y corriente no significa que sea normal. En general,
el hombre tiende a desconfiar de los que son diferentes a él, de los extranjeros, por ejemplo. Es una actitud tan antigua como el propio ser humano. Es universal. Afecta a todo el mundo.
- ¡Pues si afecta a todo el mundo, yo también puedo ser racista!
- Para empezar debes entender que lo espontáneo en los niños es no ser racista. Los niños no nacen racistas. Si sus padres, o sus familiares, no le han inculcado ideas racistas, no hay motivo para que lo sean. Pero si te convencen de que las personas de piel blanca son superiores a las que la tienen negra, si tú crees esa afirmación, podrías tener un comportamiento racista hacia los negros.
- ¿Qué se siente cuando uno se siente superior a los demás?
- Sentirse superior es, por ejemplo, pensar que, por el hecho de tener la piel blanca, eres más inteligente que otra persona con la piel de otro color, negra o amarilla. Pero los rasgos físicos del cuerpo humano, que nos distinguen unos de otros, no implican ninguna desigualdad."
Ben
Jelloun, Tahar. Papá, ¿qué es el racismo?
Alfaguara1998, (p.13-4) |
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Pero, cómo se llega al racismo? Cuál es el
mecanismo oculto que convierte a un grupo humano en inferior, en
marginal?
"El
racismo es la valoración, generalizada y definitiva
de unas diferencias, reales o imaginarias, en provecho
del acusador y en detrimento de su víctima, con el
fin de justificar sus privilegios o su agresión.
El
análisis de la actitud racista comprende cuatro
elementos importantes:
1
) Insistir
en las diferencias, reales o imaginarias, entre el
racista y su víctima.
2)
Valorar esas diferencias, en beneficio del
racista y en perjuicio de su víctima.
3)
Esforzarse en llevarlas a lo absoluto,
generalizándolas y afirmando que son definitivas.
4)
Legitimar una agresión o un privilegio,
efectivos o eventuales...
La
actitud racista se presenta, en primer lugar, como la
insistencia en la diferencia entre el acusador y el
acusado. Sin embargo, descubrir un rasgo diferencial
entre dos individuos, o entre dos grupos, no es por si
sola una actitud racista. Después de todo es una de
las actividades de cualquier especialista en ciencias
humanas. La afirmación de la diferencia toma un
significado particular en el contexto racista: el
racista, al insistir en la diferencia quiere aumentar
o crear la exclusión, la separación de la víctima
al margen de la colectividad o de la humanidad.
El
racismo del colonizador quiere demostrar la
imposibilidad de incluir al colonizado en una ciudad
común: porque sería demasiado diferente biológica y
culturalmente; porque no sería incapaz técnicamente,
políticamente, etc. El racismo antisemita, al
descubrir al judío como un ser extranjero y extraño,
intenta explicar el aislamiento, la puesta en
cuarentena del judío. La utilización de la
diferencia es esencial en la actitud racista: pero no
es siempre la diferencia lo que crea el racismo sino
que es el racismo quien utiliza la diferencia."
(El
hombre dominado de Albert Memmi, editado por Edicusa,
Madrid, 1972; pp. 207-209). |
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La base de la actitud racista está en hacer
de la diferencia un rasgo de superioridad o inferioridad.
Evidentemente no se escoge cualquier rasgo para hacer de él un
rasgo discriminatorio, sino aquellos rasgos que interesan al
grupo humano dominante socialmente hablando. Por tanto no es
inocente la elección de una característica diferenciadora
discriminatoria, sino que podemos encontrar detrás de esa
elección la presión de algún grupo de poder, pescando a río revuelto.
EJERCICIOS
Pero la mayoría de las veces
es la generalización de unas concepciones previas la que acaba
conduciendonos al racismo, incluso a veces sin que nos demos
cuenta, como nos sugiere la siguiente viñeta de Maitena:
¿Qué podemos hacer para evitar este error
con respecto a la diferencia?
Un antídoto muy saludable es el de la actitud
moral Relativista. Es decir admitir lo diferente como una característica
definitoria de nuestra manera de ser. Los
primero relativistas fueron los Sofistas,
en la antigua Grecia:
EXPLICACIÓN:
Ø
Los
sofistas
fueron los primeros maestros profesionales, es decir, los
primeros que cobraron por ejercer esta profesión. Enseñaron
en la Atenas del siglo V a. C, la primera democracia del
mundo, en la que todos los ciudadanos tenían el derecho
de hablar y participar en política.
Ø
Defendían
una postura moral relativista frente a los valores,
es decir, opinaban que los valores dependían de cada
ciudad, cultura e incluso persona.
Ø
Por
ello defendían la democracia y la tolerancia
puesto que en este régimen se aceptan valores diferentes.
Ø
Enseñaban
la virtud, que consistía en el éxito social y el
triunfo personal, dentro del compromiso con unos valores
propios. |
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"Dos
Clases de discursos se hacen en Grecia por los filósofos
en torno al bien y al mal.
En
efecto, unos afirman que uno es el bien, otro es el
mal y otros afirman que es la misma cosa y que ésta
sería para unos bien, para otros mal, e incluso, para
un mismo hombre, ora es bien, ora es mal. Yo, por mi
parte, me sumo a estos últimos. El mismo discurso se
hace sobre lo bello y lo feo.
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Creo que si se mandara a
todos los hombres reunir en un montón las cosas que
cada uno de ellos considerara feas y después
viceversa, no serían dejadas ni una, sino que entre
todos las tomarían todas, porque no todos creen en
las mismas cosas.
Nada
es absolutamente bello, ni absolutamente feo, ni bueno
ni malo, sino que, tomando ciertas cosas, las hace
feas y cambiándose, bellas."
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"En
todas las cosas hay dos razones contrarias entre sí"
(Fragmento 6).
"El
hombre es la medida de todas las cosas: De las que
existen, como existentes; de las que no existen, como
no existentes" (Fragmentos 1).
Fragmentos diversos entresacados de Fragmentos y
testimonios: Protágoras y Górgias. Barcelona: Ed
Orbis, 1984
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"Un
jovenzuelo le preguntó en qué circunstancias creía
que la riqueza era un mal y en cuáles un bien. Y él,
tomando la palabra, le dijo, tal como tú ahora, que
para los hombres buenos y honestos y que saben cómo
hay que usar las riquezas, es un bien, pero que para
los malvados y que no saben servirse de ellas, es un
mal. Y, añadía, igual acontece en todos los demás
casos: La naturaleza de las cosas depende de la índole
de los que se sirvan de ellas" (Fragmento 8).
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EJERCICIOS
La aceptación de la diferencia como algo
normal entre los seres humanos, el respeto a las diferentes
culturas como manifestaciones respetables del ser humano, la
imposibilidad de considerar cualquier etnia como superior o
inferior a cualquier otra, son las consecuencias de adoptar la
actitud relativista en el terreno moral. Y de ello se sigue un
antídoto contra el racismo, que necesita no obstante de
otro concepto importante, el de Tolerancia:
"La tolerancia es la
virtud indiscutible de la democracia. El respeto a los
demás, la igualdad de todas las creencias y
opiniones, la convicción de que nadie tiene la verdad
ni la razón absolutas, son el fundamento de esa
apertura y generosidad que supone el ser tolerante.
Sin la virtud de la tolerancia, la democracia es un
engaño, pues la intolerancia conduce directamente al
totalitarismo. Una sociedad plural descansa en el
reconocimiento de las diferencias, de la diversidad de
costumbres y formas de vida. En la época de las
comunicaciones es lógico que el pluralismo se acentúe
y que la tolerancia se consolide y acreciente. Y es lógico
también que la apertura sin límites, desmesurada,
produzca un cierto temor. ¿A dónde vamos a llegar?
¿Dónde acaba la tolerancia y empieza la
permisividad? ¿Es lo mismo la tolerancia que la total
libertad de costumbres? No olvidemos que las virtudes
para Aristóteles eran un término medio muy proclive
a sucumbir en el vicio por exceso y por defecto. ¿Cuál
es, pues, la medida justa, el término medio de la
tolerancia?"
Victoria
Camps. Virtudes públicas.
Madrid: Espasa calpe, 1990, pág.: 73
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"Tengamos en cuenta que la
tolerancia es una forma de expresar el respeto a los
demás aceptando sus diferencias. Pero, sobre todo,
somos tolerantes cuando esas diferencias nos importan.
No necesitamos tolerar lo que nos es indiferente. Lo
que significa, por tanto, que la tolerancia no es, ni
debe ser lo mismo que la indiferencia. Por el
contrario, se tolera lo diferente, lo molesto, lo que
parece equivocado porque no coincide con lo propio.
<<Tolerar>> significa
<<soportar>>, <<aguantar>>, un
ejercicio <<pasivo>> pero que supone un
esfuerzo o un cierto sufrimiento. Pues bien, ese
sufrimiento ¿tiene que llegar hasta el extremo de un
laissez faire? ¿O existen ciertas cosas que uno no
tiene por qué tolerar?
Victoria
Camps. Virtudes
públicas. Madrid: Espasa calpe, 1990, pág.: 86
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EJERCICIOS
No es casual que el concepto de Tolerancia
surgiese con la Ilustración, muy relacionada con las demandas
de libertad religiosa y política. Pero no es menos importante
que el concepto ha ido aumentado de cobertura, pasando desde la
libertad religiosa inicial a la libertad sexual, de costumbre,
de formas de vida, etc.
EXPLICACIÓN:
Ø
La
Ilustración fue un movimiento cultural, filosófico
y político que se extendió por Europa y América en los
siglos XVII y XVIII y que influyó decisivamente en la
historia.
Ø
Los
Ilustrados defendían en libre pensamiento la libertad
de expresión y el derecho a decidir de cada ser humano
sobre su vida.
Ø
Confiaban
en la razón puesto que era la facultad más
elevada del ser humano y lo podía conducir a la felicidad
y a la mejora de sus condiciones de existencia.
Ø
Criticaron
a la religión por intolerante y defendieron una virtud
sincera que pasaba por las creencias de cada uno. |
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"El
Estado es, a mi parecer, una sociedad de hombres
constituida solamente para procurar, preservar y hacer
avanzar sus propios intereses de índole civil.
Estimo,
además, que los intereses civiles son la vida, la
libertad, la salud, el descanso del cuerpo y la posesión
de cosas externas, tales como dinero, tierras, casas,
muebles y otras semejantes.
El
deber del magistrado civil consiste en asegurar,
mediante la ejecución imparcial de leyes justas, a
todo el pueblo, en general, y a cada uno de sus súbditos,
en particular, la justa posesión de estas cosas
correspondientes a su vida. Si alguno pretende violar
las leyes de la equidad y la justicia públicas que
han sido establecidas para la preservación de estas
cosas, su pretensión se verá obstaculizada por el
miedo al castigo, que consiste en la privación o
disminución de esos intereses civiles u objetos que,
normalmente, tendría la posibilidad y el derecho de
disfrutar. Pero como ningún hombre soporta
voluntariamente ser castigado con la privación de
alguna parte de sus bienes y, mucho menos, de su
libertad o de su vida, el magistrado se encuentra, por
lo tanto, armado de fuerza y el apoyo de todos sus súbditos
a fin de castigar a aquellos que violan los derechos
de los demás.
Ahora
bien, toda la jurisdicción del magistrado se extiende
únicamente a estos intereses civiles, y todo poder,
derecho y dominio civil está limitado y restringido
al solo cuidado de promover estas cosas y no puede ni
debe, en manera alguna, extenderse hasta la salvación
del alma."
J. Locke,
Carta sobre la tolerancia, Tecnos, Madrid 1994, p.
8-9 |
"Ya
no es por lo tanto a los hombres a los que me dirijo,
es a ti, Dios de todos los seres, de todos los mundos
y de todos los tiempos: si está permitido a unas débiles
criaturas perdidas en la inmensidad e imperceptibles
al resto del universo osar pedirte algo, a ti que lo
has dado todo, a ti cuyos decretos son tan inmutables
como eternos, dígnate mirar con piedad los errores
inherentes a nuestra naturaleza; que esos errores no
sean causantes de nuestras calamidades. Tú no nos has
dado un corazón para que nos odiemos y manos para que
nos degollemos; haz que nos ayudemos mutuamente a
soportar el fardo de una vida penosa y pasajera; que
las pequeñas diferencias entre los vestidos que
cubren nuestros débiles cuerpos, entre todos nuestros
idiomas insuficientes, entre todas nuestras costumbres
ridículas, entre todas nuestras leyes imperfectas,
entre todas nuestras opiniones insensatas, entre todas
nuestras condiciones tan desproporcionadas a nuestros
ojos y tan semejantes ante ti; que todos esos pequeños
matices que distinguen a los átomos llamados hombres
no sean señales de odio y persecución; que los que
encienden cirios en pleno día para celebrarte
soporten a los que se contentan con la luz de tu sol;
que aquellos que cubren su traje con una tela blanca
para decir que hay que amarte no detesten a los que
dicen la misma cosa bajo una capa de lana negra; que dé
lo mismo adorarte en una jerga formada de una antigua
lengua o en una jerga más moderna; que aquellos cuyas
vestiduras están teñidas de rojo o violeta, que
mandan en una pequeña parcela de un pequeño montón
de barro de este mundo y que poseen algunos fragmentos
redondeados de cierto metal, gocen sin orgullo de lo
que llaman grandeza y riqueza y que los demás los
miren sin envidia: porque Tú sabes que no hay en
estas vanidades ni nada que envidiar ni nada de que
enorgullecerse.
¡Ojalá
todos los hombres se acuerden de que son hermanos ! ¡Que
odien la tiranía ejercida sobre sus almas como odian
el latrocinio que arrebata a la fuerza el fruto del
trabajo y de la industria pacífica! Si los azotes de
la guerra son inevitables, no nos odiemos, no nos
destrocemos unos a otros en el seno de la paz y
empleemos el instante de nuestra existencia en
bendecir por igual, en mil lenguas diversas, desde
Siam a California, tu bondad que nos ha concedido ese
instante."
Voltaire. Tratado sobre la tolerancia, en Opúsculos satíricos y filosóficos.
Traducción de R. de Dampierre, Alfaguara, Madrid 1978,
p. 90-91. |
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