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1.
LA SEXUALIDAD Y EL PLACER
2. EL MUNDO AFECTIVO Y LA RESPONSABILIDAD
3.
VIVIR LA LIBERTAD
2. EL MUNDO
AFECTIVO Y LA RESPONSABILIDAD
El mundo en que
vivimos está continuamente transmitiéndonos roles de género
respecto a la vivencia de la afectividad. A quién hemos de
amar, cómo, porqué, cuánto tiempo. Y de ello son
testimonio las revistas del corazón, podemos echar un vistazo a
sus titulares y nos daremos cuenta de qué tipo de relación es
la privilegiada, qué tipo de vida nos quieren construir, qué
modelo de familia impera, y otras cosas más:
Pero,
¿realmente estamos obligados a vivir nuestra vida de esta
manera?, ¿A aceptar esta vivencia de la sexualidad? ¿A
comportarnos como se espera que nos comportemos? De hecho, al
respecto es conveniente distinguir entre sexo y género, con el
fin de aclarar por lo menos qué cosas nos marca nuestra
herencia natural y cuáles aprendemos de nuestro alrededor.
Modernamente
se traza una distinción entre el sexo, por una parte, y
lo que a falta de una palabra mejor, se ha denominado género,
por otra.
La
diferencia de sexo es una diferencia que se encuentra en
la naturaleza, pero su importancia natural se limita,
por lo general, a los contextos de la reproducción y
del amor sexual.
El
género, por otra parte, no es un hecho de la naturaleza
en absoluto. Está constituido por una enorme colección
de leyes, costumbres, teorías psicológicas, métodos
de educación de los niños, recomendaciones, normas,
protocolos, etc. El género, en suma, no es naturaleza,
sino educación. Las funciones sexuales, tales como la
inseminación y el embarazo, están basadas en la
fisiología, es decir, en la naturaleza; pero las
funciones del género son artificiales. Cada individuo
es educado para acomodarse a sus funciones masculinas o
femeninas, y la mayoría de los individuos aceptan
irreflexivamente la idea de que las diferencias en las
funciones de los géneros son tan naturales como las
diferencias fisiológicas."
Filosofía
p. 172
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“Les
persones naixen éssers sexuals, és a dir, amb
capacitat per a desenvolupar això que anomenem desig
sexual, ara bé, com es manifeste aquest desig dependrà
del medi en què ens desenvolupem, de les relacions que
establim, de com siga estimulat el nostre cos al llarg
de la vida, de les idees religioses, polítiques en què
siguem educats o educades... i d’una multitud de
factors que són els que en última instància
conformaran les vivències particulars en el terreny
sexual. Dintre d’aquests factors [...] un de bastant
importància en les nostres societats és el gènere, és
a dir el fet de nàixer homes o dones i el que això
significa socialment.”
“Des
del punt de vista psicològic, el gènere [...] té a
veure amb les creences familiars i socials que
defineixen la masculinitat i la feminitat [...];
aquestes creences, la majoria de les vegades són
anteriors al propi naixement de la criatura i estan
constituïdes per les diferents expectatives que els
pares i l’entorn familiar i social tenen sobre com serà
si és xiquet o què farà en la vida si és xiqueta.”
C.
Garaizabal. “Sexualidad, género y amor” T.E, núm.151.
març 94.
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EJERCICIOS
Aunque realmente ambos conceptos pueden ser
desafiados por nuestra capacidad de decidir. De hecho el mismo
fenómeno de la transexualidad, por poner un ejemplo
atrevido, nos indica hasta qué punto podemos desafiar el
cuerpo que la naturaleza nos ha dado. Pero también podemos
desafiar, a menor escala, los roles de género que se esperan de
nosotros, por ejemplo que seamos insensibles por ser hombres, o
que no nos guste el sexo por ser mujeres, o que vistamos de rosa
o azul, o que nos guste la fresa o el chocolate, por recordar la
célebre película cubana.
Pero esto no es así, de hecho somos libres y
responsables para vivir nuestra sexualidad, y para ello
aportamos algunos textos que nos pueden ayudar a atrevernos a
elegir caminos no marcados:
La
responsabilidad tiene que ver con la libertad o autonomía
del individuo así como con su capacidad de
comprometerse consigo mismo y, sobre todo, con otros
hasta el punto de tener que responder de sus acciones.
Esa relación de compromiso, de expectativas o
exigencias hace que la responsabilidad sea una actitud
esencialmente dialógica. Finalmente sólo son autónomos
aquellos seres que son capaces de valerse por sí mismos
a ciertos efectos, que pueden tomar decisiones, que
ostentan un cierto poder y, en consecuencia, algún tipo
de autoridad. Así pues, ningún ser humano mayor de
edad puede esquivar la misión de tener que responder de
algo ante alguien, porque, ineludiblemente, ha de
encontrarse en situación de poder, de toma de
decisiones, que le exigirán la satisfacción de unas
demandas. (...) La autonomía nunca es absoluta, no
excluye conexiones y ligazones: nadie es totalmente
autosuficiente ni actúa solo para sí mismo.
Camps,
Victoria. Virtudes públicas. Espasa Calpe. 1990. P. 60 |
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Con la libertad ocurre lo mismo, que debemos
llenarla de contenido para que sea algo que merezca la pena de
ser vivido:
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Toca
el anagrama de este colectivo y descubrirás un
mundo de contactos sobre homosexualidad, lesbianismo
y transexualidad. |
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"Cuando
te hablo de libertad es a esto a lo que me refiero. A lo
que nos diferencia de las termitas y de las mareas, de
todo lo que se mueve de modo necesario e irremediable.
Cierto que no podemos hacer cualquier cosa que queremos,
pero también cierto que no estamos obligados a querer
hacer una sola cosa. Y aquí conviene hacer dos
aclaraciones respecto a la libertad.
Primera:
No somos libres de elegir lo que nos pasa (haber nacido
tal día, de tales padres y en tal país, padecer un cáncer
o ser atropellados por un coche, ser guapos o feos, que
los aqueos se empeñen en conquistar nuestra ciudad,
etc.), sino libres para responder a lo que nos pasa de
tal o cual modo (obedecer o rebelarnos, ser prudentes o
temerarios, vengativos o resignados, vestirnos a la moda
o disfrazarnos de oso de las cavernas, defender Troya o
huir, etc.).
Segunda:
Ser libres para intentar algo no tiene nada que ver con
lograrlo indefectiblemente. No es lo mismo la libertad
(que consiste en elegir dentro de lo posible) que
la omnipotencia (que sería conseguir siempre lo que uno
quiere, aunque pareciese imposible)"
Fernando
Savater. Ética para Amador. Barcelona: Ariel,
1991, pág.: 29-30 |
Y todo ello para ayudarnos a elegir nuestro
propio y personal camino.
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